Dolcissima,
después de haberte escrito, el otro día, mi estado de ánimo ha cambiado. No tengo muchas ocasiones para abrirme y abrirme contigo... Lo sabes... Y sentía desde hacía días la necesidad y las ganas de hablar con alguien, de hablarte un poco. Me hizo -inevitablemente, naturalmente- bien. Además me traes buena suerte. La jornada se transformó. Era gris y fría y se endulzó con un pálido pero luminoso sol de invierno. Y las películas en color no dejan de ser más atractivas que las en blanco y negro... Aunque es cierto -me dirás tú, duende de mi conciencia y de mi sabiduría, hada de sueños y dulzuras- que siempre debemos buscar la poesía y podremos detectarla, siempre y por doquier...
Cuando te dejé, tres mails me esperaban en mi buzón. Un amigo me invitaba a ir con él a la piscina a nadar este sábado... La natación -aunque no sé nadar muy bien y no me gusta nada- ya me la han aconsejado como deporte alternativo durante mi lesión. Intentaré, pues seguro que será un modo para mantener el tonillo físico y sentirme mejor... Otro mensaje, de un amigo médico, que, con el informe de la resonancia en la mano, me ha dado un montón de consejos y me confirma que la rehabilitación y la fisioterapia son los caminos a seguir antes de una eventual artroscopia, mucho más agresiva... Todo podría solucionarse... Me hizo un gran bien con sus consejos, me puso de buen humor. Sólo debo convencerme y armarme de paciencia, mucha paciencia, y pensar y soñar únicamente en mi vuelta a los entrenamientos y a la competición, para prepararla con madurez, sea cuando sea, y trabajar para ello, para ese momento, sin comprometerlo ulteriormente o aplazarlo aún más en el tiempo, con comportamientos poco oportunos.
Y -fíjate bien, cariño- otro mensaje, de otra gente, que está montando no sé qué de teatro... No sé si es un cursillo, si es un grupo, pero quieren hacer no sé qué con las obras de Checov -que por lo visto es muy socorrido en cursos formativos para actores- y como yo he representado varias obras en pasado de Checov... Petición de mano, El oso... Si me necesitan, si puedo ayudarles, me lanzaré... Sería la posibilidad de volver -por fin- al teatro, de hacer teatro de verdad, de conocer a gente nueva... Además, creo que se ven los fines de semana: mis horarios lectivos me permitirían colaborar activamente... Creo... Sólo espero que mis compromisos familiares me dejen hacerlo como yo quiero...
Una máscara, pronto... Quiero una máscara, un antifaz o algo así... Dadme una máscara, ya...
Ya no me importará que los ojos indiscretos de los demás sigan espiando mis deformidades... Esta otra frente -ahora- se sonrojará por mí... A volar, a soñar, a convertirme en alguien distinto y darle mi cuerpo, mi voz, mi mirada, mi palabra... Carruseles de palabras encantadas, que me embrujen para volar, con las alas de la fantasía, de estrella en estrella, hasta columpiarme en ese librillo de luna pálida, de nata montada... Llevaría por el mundo a esos personajes de papel, les daría mi vida, para que anden, desde las páginas de un guión, a las tablas de un teatro, hasta las calles y los caminos del mundo... Para que corran -sin correr con las piernas, pero galopando con los caballos blancos del corazón- por esas playas de encanto y de sueño...
Me entiendes, ¿verdad? Quería compartirlo contigo, duendecillo de la suerte. Estoy lleno de emoción, de sensación... Soy así...
Y en este momento, en momentos como éste, quiero a todo el mundo, le quiero al mundo entero...
Te quiero...
Ciao, bellissima... Cuídate. Un beso bello, bello, bello...
Mauro
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