martes, 13 de enero de 2009

Querido diario

Querido diario:

Hoy no he ido a clase. Cuando despierto pensando en ir a escuchar al profesor ese, que es un... en fin, no quiero insultar. Un hombre al que le pagan por nada. Peor aún, pagan a una cotorra que habla y habla sin escuchar al de al lado, intentando siempre exponer su gran verdad. Evitando la reflexión ante el debate, eliminando cualquier atisbo de duda enriquecedora.

Es por eso que no he ido a clase.

Bueno, también porque se me suelen pegar las sábanas. Es que... me encanta dormir. Sobre todo por las mañanas, me despierto y me duermo tantas veces como sueños diferentes tengo. Y es que... me encanta soñar. Sólo en los sueños es uno libre en todos los sentidos, incluso en los que nunca entenderíamos que se pudiera ser libre.
Pero cuando despierto por última vez, y me levanto, me siento tan culpable... Desperdiciando el día, incumpliendo mi querido carpe diem. Pero cuando estoy soñando y me despierto, pienso "esto es carpe diem, pues aprovecho la mañana soñando, que es mejor que viviendo".

Cuando llegue Julia me sentiré peor. La diré que no he ido, y pensará: "¿otra vez?" Y se derrumbará. Podría mentirla, sería fácil, pero es algo que nunca jamás hago. Ni en lo más pequeño. Pienso que el que miente una primera vez a su pareja, aunque sea en algo insignificante, lo hará otra vez, y otra, y otra, hasta que la mentira sea parte de la relación. Y la mentira es lo que más odio.

Creo que voy a ver qué puedo hacer, que me he puesto a escribir nada más levantarme. Aunque ya son las 15:30. ¡Habrá que ir haciendo la comida, por lo menos!

Hasta mañana.

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