domingo, 1 de marzo de 2009

Una noche en la ¿ópera?

Llevo un tiempo sin escribir, sin asomarme a esta ventana que tanto tiene de mi. Perdóname amigo fiel, otro yo mismo de la pantalla, por haberte dejado sin noticias de mi.
Te echaba de menos ¿sabes?. Me voy acostumbrando a que estés ahí y a que me guardes mis secretos, mis intenciones, mis sueños. No ha pasado nada para que haya dejado de escribirte, solo que no sabía que contarte. Ahora no es que tampoco lo sepa, pero me gusta tanto estar aquí contigo (conmigo...).
Te voy a contar algo que me pasó hace unos días, puedes reírte por que en el fondo es gracioso, aunque mientras me pasó no encontraba la gracia, pero bueno ahora que ya está pasado hasta me hace reír.
Estaba en el colegio...
Tuve tutorías con varios padres, entre nosotros, ¡que coñazo son algunas tutorías! Algunos llegan, se sientan frente a ti y ale! cuéntame cosas del niño. Y te pones a hablar como una cotorra diciéndoles cosas que a veces quieren oír y otras veces que no les gustan tanto, pero... ¡tu elegiste venir!. Hay diferentes tipos de padres, bueno diría que todos los padres son diferentes, pero se podría hacer una clasificación según la actitud que toman en la reunión:
Están los que llegan, se sientan y espera a que les sueltes tu el rollo (anteriormente mencionados), cuando llevas un rato hablando con ellos, y ya no tienes carrete, se quedan ahí esperando a que sigas, por que ellos tienen su media hora asignada y si he terminado antes de hablar se quedan ahí, te hacen alguna pregunta para que alargues el tema... pero es que ¡¡¡señores que ya no tengo más que decir!!! . Luego están los que según te sientas, empiezan a hablar de su hijo y no paran de hablar y de repente te preguntan ¿y tu cómo lo ves? dices dos palabras y a la tercera vuelven a tomar la palabra y se lo cuentan ellos todo (es muy agradecido este tipo de padres por que al final han hecho ellos la tutoría y tu no has dicho nada, pero TAMPOCO ES ESO, JOOO QUE ALGO TENDRÉ QUE DECIR), por otro lado está el tipo "madre culpable", y digo madre por que generalmente es ella quien viene, él está trabajando y ella no da a basto con la casa, su propio trabajo y la educación del/ de los hijo/hijos. Y al final acaba contándote su vida para acabar llorando, echa un mar de lágrimas (jo, que trago). Esta tipología de padres, va cada vez más en ascenso y me produce mucha ternura. Acabas siendo el terapeuta, amigo, confesor... También están los padres normales, que escuchan, comentan, preguntan... las conversaciones suelen fluidas y divertidas. Y por último están los padres "nomepongodeacuerdo", llegan, se sientan y cada uno te cuenta una versión diferente, y encima se contradicen delante de ti e incluso se faltan el respeto entre ellos. Uno/una -generalmente una- es el poli bueno y otro el poli malo frente a la educación de su hijo... "es que a mi no me hace caso pero le digo se lo voy a decir a Papá y enseguida reacciona.... o le digo que recoja sus juguetes y no me hace caso, pero llega su padre se lo dice una vez y ya lo ha recogido en un momento".... "Claro es que tu eres una blanda, le permites todo al niño..." (aquí desempeño la función de mediador familiar, asistente social, piscólogo... Casi todas estas tipologías de padre suelen usar además el "elemento escudo". Te cuentan, "es que no nos hace ni caso, pero es decirle, como no te duermas mañana se lo decimos a Jesús, y en dos minutos está dormido".... Tengo complejo de escudo o de arma arrojadiza...
pero a pesar de todo me gusta hablar con ellos, me gusta conocer que pasa, que hay detrás de la trastienda escolar, la vida en familia... Y suelo acabar teniendo muy buena relación con ellos, les cojo cariño, tres cursos seguidos dan para mucho, la verdad y con algunos he llegado a pasar la frontera padre-profe para convertirnos en amigos, pero esos son casos contados.
Pues bien estaba en cole (que me pongo a hablar y me olvido lo que quería contarte) y se fueron los últimos padres que había citado para ese día. Al marcharse vi que no era muy tarde y aproveché para preparar unas fichas que quería hacer con mis chicos al día siguiente. Me lié con el ordenador y cunado me quise dar cuenta se había hecho realmente tarde, tarde para estar en el cole quiero decir. 8 y media de la tarde.
Infantil, donde yo trabajo, está en un edifico aparte del colegio de primaria y secundaria. Somos, como nos dicen por allí, "la República Independiente de Infantil". Recogí mis cosas y me preparé para marcharme. Atravesé nuestro patio y subí la rampa que comunica con el otro cole. Fui a abrir la puerta, tiré del picaporte y no cedió. Pensé que a lo mejor se habría cerrado mal y que era cuestión de empujar un poco más. Pero... no. Estaba cerrada. De repente me acordé de Mónica, Tere y Conchi, las mujeres que limpian en el cole. Habían cerrado la puerta. Esa puerta que enlaza con el otro cole siempre se cierra cuando ellas acaban de limpiar. Pero antes de hacerlo se asoman y miran a ver si hay alguna luz encendida. Dan una voz y si estamos salimos pitando para no quedarnos allí.
De repente todo vino a mi cabeza, no por que razón, se me ocurrió ponerme los auriculares para oír música desde mi teléfono móvil. No había oído que llamaban para cerrar. Golpeé la puerta por si había alguien por dirección. Grité esperando que alguien me escuchara. Volví a golpear la puerta... Nada, no había nadie. Las monjas viven en el monasterio que es un edifico anexo al colegio y entonces se me ocurrió llamar al convento. Ufff ¡¡solo una rayita de batería!. Vale, llamé, pero intento fallido. Nadie cogió el teléfono. A esas horas las reverendas monjitas habían acabado su último rezo (son monjas de clausura y se acuestan muy pronto).
¿Qué hacer? Vale, llamé a Alfonso, un amigo y compañero de Primaria. Sonaba y sonaba, pero no le cogía. Y mi móvil empezó a hacer el típico ruidito de batería agotandoseeeeee. Era como el preso que le conceden la última llamada en el corredor de la muerte...
Llamé a casa. ¡Mi madre, sí, mi madre me ayudará!,le diré que insista en el cole, que llame a las monjas, que llame a algún compañero, pero ¿cómo va a llamar si no sabe los teléfonos? ¿si no están apuntados en ningún sitio? Es igual, algo se me ocurrirá. Marco el número de casa y ¡horror! suena mi voz... "¡Hola, has llamado al tal tal tal, en este momento....." Es la hora en que mi madre se cuelga del teléfono, hace el repaso del día por todas sus amigas y por último habla con mi hermano. Y mi móvil vuelve a hacer ruiditos... ¡¡¡Dios!!!! que me quedo a dormir en el coleeeee.
Insisto, llamo una vez más, salta el contestador. Tengo frío. Me voy a la sala de profes, enciendo la luz y me siento en una de las sillas. ¿qué hago? ¿que hago?. Salgo de nuevo al patio, aporreo la puerta, respuesta: silencio. El móvil pita de nuevo, le insulto, me voy de nuevo a la sala. Vuelvo a llamar a casa. De nuevo mi voz. Ahora insulto a la voz, que es mi voz, ¡cojones que me insulto a mi mismo!. Cuelgo y vuelve a pitar. Vuelvo a llamar y mi voz de nuevo. ¡Odio este mensaje, mañana le cambio! Llamo al cole, ¡me acuerdo que tengo el móvil de la direc en la agenda del móvil, llamo: "el numero al que está llamando está pagado o fuera de cobertura" Otro insulto más. Vuelvo a llamar a casa. De nuevo ese tonto los coj... Vale, admito mi rendición y dejo un mensje: "Mamá, que no iré a dormir esta noche que me he quedado..." Piiiiiiii. La batería se acabó.
Estoy incomunicado. Solo. Aislado ¡¡y en el trabajo!!!.
Hay una puertecita abierta del armario donde guardamos las "chuches" que comenos los profes en los ratos de patio. Una caja de pastas, entera, dos plátanos y unos batidos de chocolate... ¡Al menos no moriré de inanición...!
Me voy a la gimnasio. Coloco varias colchonetas, busco un par de mantas. Ya tengo camita para pasar la noche.
Vuelvo a la sala y me pongo a comer pastas sin parar, impulsivo, de mala ostia... Y me da por reír. Mejor reír que llorar, pienso.
En una pared, un calendario. Pienso 25 de febrero, ya queda menos para la primavera... Y de repente un latigazo. 25 de febrero. Hoy estaba invitado a cenar en un restaurante. Era el cumpleaños de un amigo. No hay forma de avisar. Bueno no pasa nada. Seguro que está en buena compañía. Mañana le explicaré.
Pelo un plátano y no se cuando ni como, me quedo dormido encima de la mesa de la sala.
Lo siguiente que escucho, son gritos de niños. ¿estoy soñando? ¿Que hago en cole? Son las 8 de la mañana entra el grupo de madrugadores al cole. Van a desayunar.

No hay comentarios:

Publicar un comentario