La gripe va remitiendo. Me quedan secuelas de cansancio que van despareciendo a la vez que aparecen las que me deja el antibiótico en mi cuerpo... Es inevitable, pero bueno , esto es así...
Hoy vino a verme Rosa, una buena amiga que apareció hace unos pocos años en mi vida y se ha ido haciendo un hueco importante. Mi madre no lo entiende piensa que si una mujer es mi amiga eso es que es una nueva candidata para ahogar mi soltería, se equivoca, si, pero no voy a perder energía en explicar... Ella nunca va a entender que es mi decisión y yo tampoco voy a conseguir que ella no insista con el tema.
-Mamá Rosa vendrá a cenar esta noche.
-¿Y cómo no me lo has dicho antes? Mira que eres... Habríamos comprado algo para cenar...
-Me acaba de llamar. ¿Acaso no hay comida en el frigorífico suficiente?
-Ya, hijo, ya. Pero no se, algo especial me refiero.
-Mamá, que cuando yo voy a su casa ceno lo que hay, que no es necesario. Que Rosa se arregla con cualquier cosa.
-¿Y has visto cómo está la casa?
Me lo dice mientras se pertrecha de
mopa y
spray para
parquet.
-Mamá, que la casa está limpia y además Rosa no viene a ver la casa, que viene a verme a mi, que estoy pachucho, ¿recuerdas?
Pero no hace caso. Ya se ha puesto a pasar la
mopa como una poseída. ¿Para que insistir?. Carolina, una chica colombiana que viene dos veces por semana a limpiar la casa, vino ayer. NO ESTÁ SUCIA.
-Como se nota que ayer Carolina tenía prisa, no ha dejado bien limpio el suelo, ¡mira, mira como sale la
mopa de sucia!
Yo asiento con la cabeza, mientras sigo aquí pegado a mi ordenador. Estoy escribiendo o al menos trato de hacerlo.
-¿Y a qué hora vendrá?
-Pues no se, creo que sobre las 8.
-¿Tan pronto? ¡No me da tiempo, no me da tiempo!. ¡Vamos y me lo dices ahora!
-A ver
mamaaaaaaaa, vendrá sobre esa hora por que le voy a dar una sesión de
Reiki. Anda un poco revuelta con el tema de su separación y me pidió si podía venir, a ver si así se relajaba un poco y se tranquilizaba.
-Pues no se si tienes sábanas limpias para la camilla.
-Que
síiii, que las eché a lavar la última vez que di
Reiki y ayer las planchó Carolina.
-¿Y vas a poner incienso? (
¿para que preguntará si no me deja tiempo para contestar?). Es que luego queda un olor en casa...
Vale, esta vez ha ganado ella. Me levanto de la silla. Y dejo de escribir. ya seguiré esta noche, de madrugada, cuando esté dormida. Ahora ya va a ser imposible. Así que me pongo a limpiar yo también. Limpiar sobre limpio, pero bueno... NO LO ENTIENDO
-Es que claro con dos animales en casa... No hay mas que pelos por todas las partes. ¿Y que tal Rosa? ¡Pobre chica! Mira que se vuelve a casar y le vuelve a salir rana. El caso es que parecía
majete. Pero está claro que
dió bien el pego. ¡Menos mal que no llegaron a finalizar los trámites de la adopción!
Habla entrecortada, mientras frota con la
mopa el suelo como si le fuera la vida la vida en ello.
-¿Y que dice dice la niña? ¿Por que si que le había cogido cariño a
Adolfo?
-La niña, ya no es tan niña. Y sinceramente, creo que se ha quedado bien a gusto desde que no está
Adolfo con Rosa. Marina es muy madura para ser una adolescente.
Yo le voy contando mientras hago como que paso el paño por los muebles y me dedico a mirar las fotos que están colocadas por el salón. Fotos, principalmente de mis sobrinas y de mi padre...
Una hora después mi madre está reventada en el sillón.
-¡Qué cansada estoy! ¡Qué triste es hacerse mayor! Con lo que aguantaba yo antes. ¡Me estoy volviendo muy vaga!, ¡No me gano ni el pan que como! Voy a descansar un rato y me arreglo.
A las 8 y diez llega Rosa. Mi madre ya está como un pincel, preparada para la visita.
Se saludan y comienzan a hablar. estoy seguro que se ha fijado perfectamente en como va vestida mi amiga y que cuando se marche me hará algún comentario del tipo, "que mona estaba hoy Rosa", "mira que es maja esta chica", "¿y estás seguro que no quiere nada contigo?, yo la veo tan cercana contigo..."
Después de la conversación de rigor invito a Rosa a que venga conmigo a la "sala de masaje" (como la llaman mis sobrinas). Ya lo tengo todo preparado. La camilla colocada con una sábana bien limpia, una música relajante y
suavecita. ¡Y una
barrita de incienso encendida!.
Cierro la puerta y me aislo del mundo.
Hora y media después. Abro la puerta. Me lavo mis manos y enciendo un cigarrillo. Me encanta este ritual cuando he terminado de dar
Reiki. 5 minutos después entro a despertar Rosa que se ha quedado dormida durante la sesión. Pero antes paso por la cocina para llevarle un vaso de agua, por si le apetece. Mi madre ha hecho ya la cena. Todo está muy rico, seguro.
-¿Será suficiente?
-Claro mamá. y va a sobrar. No te preocupes. Gracias por hacer la cena.